Mensaje 2022-Ago-27

Serie: Cultivar la salud emocional (ALEGRARSE)

Adorando a Dios con alegría

La intimidad con Dios se construye y se fortalece al compartir todas nuestras experiencias de vida con Él. Como hijos de Dios, necesitamos permanecer en constante comunión con el Señor, con el Único que tiene control de todo y que puede transformar las circunstancias a nuestro favor. Él quiere ser incluido en cada actividad, en cada conversación, en cada situación, e incluso en cada pensamiento

Cuando hacemos una decisión consciente para hacer lo que Dios dice, empezamos a ver todo desde una nueva perspectiva. Obedecer a Dios trae maravillosos beneficios que nos instan a estar:

  1. Siempre alegres. Si somos hijos de Dios, tenemos que encontrar siempre un motivo para alegrarnos. Un verdadero cristiano permanece en el gozo de saber que ya es miembro de la iglesia de Dios y que su futuro está asegurado.
  2. En constante oración. “Orar sin cesar” no se refiere a orar de manera repetida y sin descanso, sino a orar con persistencia y regularidad; es asumir una actitud de oración permanente, teniendo en cuenta que Dios está con nosotros, y manteniendo la determinación de obedecerle. Con ello, encontraremos que es natural orar con frecuencia, conservando una constante conexión con el Señor.
  3. Agradecidos todo el tiempo. Siempre hay motivos por los cuales debemos dar gracias; hasta en el día más desfavorable podemos enumerar las bendiciones de Dios.

Nuestro gozo, nuestras oraciones y nuestro agradecimiento a Dios no debieran depender de las circunstancias o los estados de ánimo. Normalmente, obedecer estos tres mandamientos —estar siempre gozosos, orar sin cesar y dar gracias en todo—va en contra de nuestra inclinación natural. Sin embargo, cuando hacemos la voluntad de Dios, descubrimos que es fácil estar alegres, mantenernos en oración y ser agradecidos.

Una vida verdaderamente cristiana es una vida de gozo constante, con una actitud de oración permanente, dando gracias a Dios por todo.