Adoración: es la obligación que toda la creación de Dios tiene, de darle a Dios todo honor, gloria, alabanza y honra porque Él es el santo y divino Creador. La adoración es debida solamente a Dios (Éxodo 20:3; Mateo 4:10; Apocalipsis 22:9). Jesús, siendo Dios en la carne (Juan 1:1,14; Colosenses 2:9), recibió justamente adoración (Mateo 2:2,11; Juan 9:35-40; Hebreos 1:6).
Agnosticismo: de a (negación) y gnosis (conocimiento). La creencia de que no es posible saber si existe Dios; sostiene que no se puede, sobre bases sólidas, negar o afirmar la existencia de Dios, porque tal conocimiento está fuera del alcance del ser humano, ya sea por las limitaciones de su intelecto o porque no hay una evidencia lo suficientemente fuerte como para apoyar el teísmo o el ateísmo.
Ángel: del griego ἄγγελος ángelos, significa mensajero. Los ángeles son seres creados (Salmo 148:2,5; Colosenses 1:16), espirituales, no humanos (Hebreos 1:14). Son inmortales (Lucas 20:36), innumerables (Hebreos 12:22), invisibles (Números 22:22-31), no se casan, y tal vez sean asexuados (Mateo 22:30), y cumplen la voluntad de Dios (Salmo 103:20). Hay ángeles buenos (Génesis 28:12; Salmo 91:11; Ezequiel 9:2) y los hay malos (2 Pedro 2:4; Judas 6). Los ángeles fueron creados originalmente con el propósito de servir y cumplir la voluntad de Dios. Los ángeles caídos son los que se rebelaron contra Dios y se tornaron malvados. Satanás es el principal de estos (Isaías 14:12-16; Ezequiel 28:12-15).
Anticristo: es una figura que se opone a Cristo, y por tanto a Dios; es un enemigo de Cristo o uno que usurpa el nombre de Cristo y sus derechos. La palabra se encuentra solamente en cuatro versículos de las Escrituras (1 Juan 2:18, 22; 1 Juan 2:22; 1 Juan 4:3; y 2 Juan 1:7), pero el concepto aparece a través de las Escrituras. La palabra se emplea para describir un espíritu de rebelión contra Dios (1 Juan 4:3) y también una persona específica futura identificada como el hombre de iniquidad (2 Tesalonicenses 2:3). Este se opone activamente a Jesucristo (2 Tesalonicenses 2:4) y cuando él llegue, será capaz de realizar milagros (2 Tesalonicenses 2:9). Algunos creen que será una encarnación de Satanás y, como tal, será capaz de engañar a muchos. Su número, relacionado tal vez con su nombre, es 666 (Apocalipsis 13:18).
Apologética: el término «apologética» se deriva del vocablo griego apología, que significa «hablar a favor de algo«, «defender con la palabra«. En su presente uso se relaciona con la defensa de la fe y muestra la verdad y relevancia de la doctrina cristiana con relación a las varias esferas del conocimiento humano. Es la disciplina que trata de las razones que justifican al cristianismo como la verdadera religión (1 Pedro 3:15).
Arrepentimiento: del griego metanoia, literalmente «cambiar de mente«, significa volverse, cambiar; en el N.T. se refiere a volverse del camino del pecado. Somos llamados por Dios para abandonar el pecado (Hechos 17:30). La paciencia de Dios nos lleva al arrepentimiento (2 Pedro 3:9) como también Su misericordia (Romanos 2:4).
Ateísmo: este término proviene del griego: el prefijo a (negación) y theos, Dios. El ateísmo niega la realidad de Dios o de cualquier principio espiritual fuera del reino de lo visible y tangible; enseña que no hay Dios de ninguna naturaleza, que nunca lo hubo ni lo habrá. La Biblia enseña que todos los hombres saben que hay un Dios (Romanos 2:14,15). Por tanto, no tendrán excusa (Romanos 1:20) en el día del juicio.
Ayunar, ayuno: es privarse de alimentos por un período determinado con un propósito específico, a menudo espiritual. Es una práctica bíblica que involucra el «debilitamiento» del cuerpo con el propósito de «fortalecer» el espíritu, destinado a producir una alerta espiritual. En el N.T. se nos llama a ayunar (Mateo 6:16).
Bautismo: La palabra viene del griego baptizo, sumergir. Es la inmersion de una persona en agua como señal de todas las promesas de Dios al pueblo que está en Cristo, tales como perdón, nuevo nacimiento y membresía de la iglesia. En el cristianismo, se trata de la identificación del creyente con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección (Romanos 6:4-5). El bautismo no nos salva por sí mismo (1 Pedro 3:21). No obstante, es nuestra obligación recibirlo, como creyentes en Cristo.
Blasfemia: se refiere a cualquier dicho, acción o pensamiento que deshonra o difama la naturaleza o nombre de Dios. En el NT está asociada con aquellos que denigran el nombre de Dios, Jesús o el Espíritu Santo. La blasfemia contra el Espíritu Santo es atribuir los milagros de Cristo al poder del diablo (Mateo 12:22-32) y es un pecado que no puede ser perdonado (Mar 3:28-30), por su propia naturaleza: quien persiste en negar la obra del Espíritu o atribuirla a Satanás no puede arrepentirse.
Caída: en teología, la caída es el acontecimiento ocurrido en el Jardín del Edén en el que Adán y Eva desobedecieron el mandamiento de Dios, comiendo del Árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2-3). El efecto de la caída, como señala Génesis 4 y el resto de la Biblia explícita e implícitamente, no fue solamente la alienación inmediata de Dios para Adán y Eva, sino la culpa y la depravación para toda su posteridad y la maldición de la tierra. Ya que en Adán se hallaba potencialmente toda la raza humana, cuando él pecó toda la humanidad cayó con él (Romanos 5:12).
Calvinismo: es un sistema de interpretación cristiana concerniente a la salvación formulado por el teólogo protestante Juan Calvino (1509-1564). Subraya la predestinación y la salvación. Los cinco puntos característicos del calvinismo fueron desarrollados en respuesta a la doctrina de Arminio. El calvinismo enseña:
- La depravación total: el hombre está afectado por el pecado en todo su ser, cuerpo, alma, mente y emociones;
- La elección incondicional: El favor de Dios hacia el hombre se debe por completo a la libre elección divina y nada tiene que ver con nada que el hombre haga. Es completamente inmerecido y no se basa en nada bueno que Dios vea en el hombre;
- La expiación limitada: Cristo no llevó los pecados de cada hombre que jamás haya vivido, sino sólo los de aquellos que fueron elegidos para salvación (Juan 10:11,15);
- La gracia irresistible: El llamado que Dios hace a alguien para su salvación no puede ser resistido;
- La perseverancia de los santos: No es posible que alguien salvado una vez pierda su salvación.
Canon: la palabra viene del griego kanon, que significa vara, caña y por extensión un instrumento de medida, una regla o un modelo. Se aplica el término al conjunto de los libros que la Iglesia ha reconocido como inspirados por Dios y, en este sentido, es sinónimo de Sagradas Escrituras. El canon cristiano consiste en los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento, y se considera cerrado en el siglo I, lo cual significa que ya no puede haber más revelaciones que pasen a formar nuevas Escrituras Sagradas.
Circuncisión: una operación que permitía la entrada en el Pacto en tiempos del A.T. Consistía en cortar el prepucio (piel que recubre el glande del pene). Entre los hebreos el rito fue instituido por Dios como la señal del pacto entre Él y Abraham, poco después de la permanencia de éste en Egipto. Dios ordenó que se realizara en Abraham, en su descendencia y sus esclavos, y en los extranjeros que se unieran a la nación hebrea (Génesis 17:10-14). Cada hijo varón debía ser circuncidado al octavo día del nacimiento (Lucas 1:59). En el N.T. no se realiza como intervención quirúrgica física. En lugar de esto, se enseña la «circuncisión» de corazón del cristiano como símbolo de su actitud interior, en contraposición a una señal física (Romanos 2:29; Colosenses 2:11-12).
Comunión: entre los cristianos, es la vida en común caracterizada por la unidad y el amor mutuo, que resulta de la obra del Espíritu Santo. Tiene que ver con la naturaleza visible de la iglesia y con la koinonía (término griego para comunión) que los creyentes comparten unos con otros. El concepto es muy importante en el desarrollo de la doctrina de la iglesia en el protestantismo. En el N.T somos llamados a la comunión unos con otros (1 Juan 1:3), con Jesús (1 Corintios 1:9), con el Padre (1 Juan 1:3), y con el Espíritu Santo (2 Corintios 13:14). La comunión implica compartir intereses, deseos, motivaciones, emociones y objetivos comunes. Requiere compartir tiempo en comunicarse, ocuparse uno de otro y realizar actividades conjuntas.
Condenación: puede referirse tanto al acto de declarar culpable a un hacedor de maldad, como al consecuente castigo inflingido. Sin Jesús, todos quedamos condenados ante Dios no solamente por el pecado de Adán (Romanos 5:16-18) sino también por nuestro propio pecado (Mateo 12:37). Las palabras griegas que se utilizan en el N.T. (krima, krisis) siempre están ligadas al acto de discernir o distinguir. Cuando al hacer un juicio el veredicto es negativo o adverso para el acusado, se produce una condenación, lo cual implica una pena, un castigo. El ladrón en la cruz habló de estar “en la misma condenación” (Lucas 23:40). Los cristianos han escapado a la condenación porque son perdonados en Cristo (Romanos 8:1-2).
Conversión: indica la acción de volverse del mal hacia Dios. Dios convierte (Hechos 21:19) a los perdidos en salvos, a los no regenerados en regenerados. La conversión involucra un cambio relativamente repentino y llamativo en la cosmovisión de un individuo, que resulta de su arrepentimiento por sus pecados y de su fe en Cristo como Señor y Salvador.
Convicción: persuasión o creencia firme y segura que resulta del convencimiento de la verdad en cuanto a algo o alguien; es la obra del Espíritu Santo, por la cual una persona es capaz de verse a sí misma como Dios la ve: culpable, mancillada, y totalmente incapaz de salvarse a sí misma (Juan 16:8). En un incrédulo, la convicción del Espíritu Santo revela la pecaminosidad y trae temor. En el creyente, la convicción del Espíritu Santo trae conciencia de pecado y resulta en su confesión y limpieza.
Creación: la Biblia enseña que el universo, incluyendo toda la materia, tuvo un principio y que llegó a existir a través de la voluntad del Dios eterno; esta expresión incluye todo cuanto existe, con excepción de Dios mismo. Esto comprende tanto cosas materiales como inmateriales, incluso el tiempo. Dios es el creador (Hebreos 11:3) y nosotros somos las criaturas.
Cristiano: la palabra viene del griego χριστιανός, christianós, que a su vez proviene de Χριστός, Christós, «cristo» o «ungido». Es el nombre con que ya en el N.T. se conoce a los seguidores de Jesús; la palabra se emplea como sinónimo de «discípulo«. En la Biblia se emplea por primera vez el término «cristiano» en Hechos 11:26, donde dice: «A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía«.
Cristo: esta palabra proviene del griego Χριστός, Christós y es un título, equivalente al término hebreo messiah, mesías, que significa «el ungido». Se aplica a Jesús como el ungido quien nos libra del pecado. En este sentido, solamente Jesús es propiamente el Cristo, tanto que el título se emplea hoy indistintamente como su nombre propio. Como Cristo, Mesías, o Ungido, Jesús tiene tres oficios: Profeta, Sacerdote y Rey. Como Profeta es el vocero de Dios (Mateo 5:27-28) y representante de Dios ante el hombre. Como Sacerdote, Jesús representa al hombre ante Dios, y restaura la comunión entre ambos por haberse ofrecido a Sí mismo como el sacrificio que quita el pecado de todos cuantos se salvan. Como Rey, Él gobierna sobre Su pueblo, y se halla sobre toda criatura.
Cristología: se trata del estudio de la naturaleza de Jesucristo, y en particular la relación entre lo divino y humano en él; es la rama de la teología que estudia la persona y la obra de Cristo Jesús, tal como éstas aparecen en la Biblia: 1) Su divinidad, 2) Su encarnación, 3) Sus oficios y títulos, 4) Su sacrificio, 5) Su resurrección, 6) Su enseñanza, 7) Su relación con Dios y con el hombre y 8) Su retorno personal a la tierra.