Unión hipostática
Es un término técnico que designa la unión de las dos naturalezas, divina y humana, en la persona de Jesús. Cristo es Dios en la carne (Juan 1:1,14; Colosenses 2:9; Juan 8:58; 10:30-34; Hebreos 1:8), y es plenamente Dios y plenamente hombre (Colosenses 2:9); así, tiene dos naturalezas, la de Dios y la humana. Nunca perdió su divinidad, ni hubiese podido hacerlo.
Continuó existiendo como Dios cuando se encarnó y agregó la naturaleza humana a su eterna naturaleza divina (Filipenses 2:5-11). Consecuentemente, en Jesucristo está la “unión, en una sola persona, de una plena naturaleza humana y una plena naturaleza divina”.
- Jesús como Dios: es adorado (Mateo 2:2,11; Mateo 14:33), se le ora (Hechos 7:59), no tuvo pecado (1Pedro 2:22; Hebreos 4:15), es omnisciente (Juan 21:17), da vida eterna (Juan 10:28) y en Él habita la plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9).
- Jesús como hombre: adoró al Padre (Juan 17), oró al Padre (Juan 17:1), fue tentado a pecar (Mateo 4:1), creció en sabiduría (Lucas 2:52), pudo morir (Romanos 5:8) y tiene un cuerpo de carne y hueso (Lucas 24:39).
La unión hipostática es, según la teología cristiana, la unión entre el Verbo de Dios y una naturaleza humana en la única persona del Hijo de Dios.
Ahora mismo, en el cielo hay un hombre, Jesús, quien es nuestro Mediador entre el Padre y nosotros (1 Timoteo 2:5) y nuestro Abogado ante el Padre (1 Juan 2:1).
Verbo, El: en el griego, la palabra «Verbo» es logos. También puede traducirse «palabra«. Se emplea en muchas partes y con diferentes sentidos, pero interesa especialmente ver cómo se emplea acerca de Jesús. En Juan 1:1 «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». El Verbo es divino, y éste «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Juan 1:14). En otros términos, Jesús es el Verbo de Dios quien representa a Dios ante nosotros y a nosotros ante Dios.
El término logos también se emplea con referencia a las Escrituras (Romanos 9:6; Hebreos 4:12), la enseñanza de Cristo (Lucas 5:1), y el mensaje del Evangelio (Hechos 4:31).
La Palabra de Dios:
- Es inspirada: «Toda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia» (2 Timoteo 3:16).
- Es verdad: «La suma de tu palabra es verdad» (Salmo 119:160).
- Liberta: «…si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:32).
- Produce fe: «Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios» (Romanos 10:17).
- Juzga: «La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12).
Vida eterna: Se refiere a la vida perdurable en la presencia de Dios: «esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú enviaste» (Juan 17:3). Se emplea en dos sentidos: Primero, como cristianos poseemos ya vida eterna (1 Juan 5:13), sin embargo, no estamos aún en el cielo ni en la inmediata presencia de Dios; aunque todavía nos hallemos en cuerpos mortales y aún pequemos, por fe somos salvos (Romanos 4:5; Efesios 2:8-9) y poseemos la vida eterna como un regalo de Dios (Romanos 6:23). En el segundo y más pleno sentido, la vida eterna alcanzará su estado final en la resurrección de los creyentes cuando Cristo retorne a la tierra a buscar a Su iglesia. Es entonces que la vida eterna comenzará en su manifestación más completa.