Serie: Cultivar la salud emocional (ALEGRARSE)
Creciendo alegres en comunidad
La unidad dentro del cuerpo de Cristo es la razón por la que se comparten tanto las experiencias alegres como las tristes; por eso, el apóstol Pablo invita a que nos alegremos con los que están alegres y que acompañemos a quienes están en dificultades.
Los seres humanos anhelan la esperanza, el sentido y el propósito. Dentro de cada corazón humano está el conocimiento de la eternidad, aunque algunos no lo reconozcan como tal (Eclesiastés 3:11). Si no tenemos a Dios como parte vital de nuestra existencia, lo único que queda es el vacío y la inutilidad. El mundo estaba perdido en las tinieblas antes de que Jesús viniera por primera vez; pero Él vino y trajo gozo al mundo:
- El gozo de Jesús mediante Su obra. La más importante forma de traer gozo a la humanidad fue a través de la obra de salvación de Jesús en la cruz. Ese “gran gozo” era la verdad de que el Dios que parecía estar lejos había venido al mundo en carne humana. Había venido a rescatar, a salvar, a sanar y a reconciliar a la humanidad con Dios (Isaías 61:1; Lucas 4:17-21). ¡Eso era motivo de gran gozo!
- Gozo mediante la comunión con otros. Otra manera de experimentar gozo en la vida cristiana es a través del compañerismo. Dios le dio descanso a Elías y luego envió a Eliseo, para que lo ayudara (1 Reyes 19:19-21). Nosotros también necesitamos amigos con quienes podamos compartir nuestras experiencias y circunstancias (Eclesiastés 4:9-12).
- Gozo en la unión. Debido a la gracia de Dios, sabemos que podemos acercarnos a Él confiadamente en oración. Sabemos que estamos limpios de nuestro pecado y que estamos unidos en una nueva comunidad, una familia de creyentes. Con nuestros hermanos creyentes, nos mantenemos firmes en nuestra fe, confiando en el carácter de Dios (Hebreos 10:19-25).
Los cristianos no pertenecemos a este mundo. Anhelamos estar con Dios, finalmente restaurados a nuestro diseño original. En este sentido, otros nos pueden ayudar a recordar la verdad, a sobrellevar nuestras cargas unos con otros y a fortalecernos para continuar (Gálatas 6:2,10; Colosenses 3:12-14).
La fe es la victoria que vence al mundo, y el gozo del Señor es nuestra fortaleza. Las circunstancias adversas, en lugar de obstaculizar nuestra fe, en realidad pueden aumentar nuestro gozo.