Serie: Cultivar la salud emocional (ALEGRARSE)
Sirviendo con pasión y alegría
Ser feliz y hacer el bien son metas nobles mientras vivimos. Cuando tenemos el mismo punto de vista de Dios, descubrimos que el verdadero placer se encuentra en disfrutar lo que tenemos como regalo de Dios, y con ello servir a otros.
Podemos aprender a ser un servidor alegre cuando estudiamos al más grande servidor que este mundo jamás haya conocido: Jesucristo. Dejando atrás las riquezas y la gloria de su reino celestial, Él vino a la tierra y voluntariamente dio su vida para poder mantener la nuestra.
- Así como Dios nos predestinó para ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:29), no puede haber una mejor manera de imitar a Jesucristo que dando desinteresadamente así como Él lo hizo. El Señor mismo nos dijo, “Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20:35); entonces, nuestra mayor motivación para servir y dar con alegría y con generosidad, debe ser la que agrada al Señor y refleja Su regalo de salvación para nosotros.
- Entre más demos de nosotros en el servicio al Señor, más obtendremos a cambio; el servir con alegría debe ser un estilo de vida para el cristiano que entiende la gracia de Dios. Cuando damos y servimos con generosidad y con un corazón dispuesto, Dios nos asegura que Él nos cuidará y nos proveerá.
- Así como nuestros días están contados, nuestro tiempo pertenece realmente a Dios. Y los dones que tenemos también vienen de Él; por lo tanto, cada uno ha recibido un don espiritual que debe ser utilizado para servir a los demás. Así seremos buenos administradores del generoso amor que Dios nos ha dado en tantas formas (1 Pedro 4:10).
Haríamos bien en recordar que somos salvos, porque nuestro Dios dio de una manera muy generosa. Como Sus hijos, estamos llamados a ser “la luz del mundo” (Mateo 5:14). Cuando confiamos en Dios y lo honramos entregando generosamente nuestro tiempo y nuestras riquezas, y sirviendo conforme a los talentos, estamos verdaderamente dejando que nuestra luz alumbre delante de los hombres, y nuestra bondad se reflejará de forma radiante en nuestro Padre en el cielo.
El generoso prosperará; el que ayuda será ayudado. Quien procede de esta manera, vivirá alegre y feliz.