Serie: Cultivar la salud emocional
El hábito de alegrarse
A través de Jesucristo, nuestro amado Salvador, Dios nos muestra el sendero de la vida; justifica nuestras almas, y levantará nuestros cuerpos, por Su poder, en el último día, cuando el dolor terrenal termine en gozo celestial y la tristeza en felicidad eterna.
Jesús, aquí en la tierra, irradiaba buen ánimo. Fue un hombre tan alegre, tan bondadoso de corazón, tan libre y abierto, que se hizo irresistible. Jesús hizo una deslumbrante demostración de alegría, lo cual nos invita a tener el hábito de estar alegres, para lo cual, podemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:
- Concédase el permiso de estar alegre. La voluntad de Dios es que usted se sienta alegre. La falta de alegría en la vida cristiana ha sido utilizada frecuentemente como una objeción al cristianismo. Esa es la razón por la cual algunos sostienen que el cristianismo es aburrido.
- Tome en cuenta que la verdadera felicidad ocurre dentro de los límites de la voluntad de Dios. Dentro de la voluntad de Dios está la libertad de gozar la vida. La gente más feliz de la tierra son los cristianos que caminan en la voluntad de Dios.
- Mantenga una conciencia limpia. Una conciencia limpia le da libertad para .gozar de la vida. Una mente limpia provee la base para una vida alegre. Cuando la conciencia está limpia, el gozo reemplaza la culpa.
- Haga amistad con personas que disfrutan de una alegría limpia y sana. Usted necesita a aquellos que pueden hacerlo reír. Usted se hace un gran favor cuando invierte tiempo con esa clase de personas; ellos le levantan el ánimo.
- Encuentre algo fuera de su trabajo que le permita disfrutar. Es de vital importancia que usted desarrolle momentos de alegría en su vida. Usted necesita algo que lo desconecte de su trabajo, para que no se desgaste rápidamente. Las maneras de descansar del trabajo son diferentes para cada persona. Necesitará experimentar distintas opciones para encontrar lo que sea mejor para usted.
- Demuestre al mundo que ser cristiano es sinónimo de alegría; de hecho, la mayor alegría de la vida proviene de conocer a Dios y caminar en su voluntad; demuéstrele al mundo que ser cristiano es la aventura más feliz y gozosa que el espíritu humano pueda conocer.
El Señor llegó a ser conocido por Su genuina fortaleza, por la chispa de Sus ojos, por la elegancia de Su modo de caminar, por la expresión profunda de Su risa, por lo genuino del toque de Su mano, por Su pasión, por Su habilidad de bromear, emocionarse y expresar ¡GOZO! Jesús hizo una deslumbrante demostración de alegría. Aprendamos de Él cómo estar alegres y gozosos, independientemente de las circunstancias.
Jesús gozó la vida auténticamente y lo demostró en muchas ocasiones. A Él debemos imitar.