Serie: Cultivar la salud emocional (ALEGRARSE)
Jesús nos mostró cómo estar alegres
Hay una pintura hecha por Ray Kovac que se titula “La risa de Jesús”. El artista describe a Jesús riéndose con entusiasmo. Sin duda, el Señor sabía estar alegre, se reía frecuentemente y disfrutaba la vida, y también hacía que otros se rieran.
Los cristianos debemos estar alegres, tenemos muchos motivos para estarlo permanentemente. La vida cristiana no siempre es radiante, pero la alegría debe ser una parte natural del proceso de vivir diariamente con Dios. Jesús gozó la vida genuinamente y lo demostró de diversas maneras:
- Asistió a cenas de celebración. Estuvo cenando en casa de Mateo con otros publicanos (Mateo 9:9-10) y también en casa de Zaqueo (Lucas 19:5-7). A Jesús le encantaba estar cerca de la gente.
- Asistió a una boda. Una boda judía era un evento alegre, de mucho gozo. Jesús se sentía cómodo en la fiesta y había llegado acompañado de su madre María. Efectivamente, fue una situación tan alegre que Jesús hizo su primer milagro (Juan 2:1-11).
- Le agradó estar rodeado de niños (Lucas 18:15-16). Los niños son felices, disfrutan al estar juntos, y saben cómo reír y disfrutar todo el tiempo.
- Frecuentemente, usó el humor en sus enseñanzas. En algunas ocasiones, Jesús usó el humor para ilustrar algunos asuntos como lo podemos percibir en las enseñanzas sobre el juzgar a los demás y sobre la oración y la regla de oro (Mateo 7:3-5; 7:9-10).
La risa es una combinación de estímulos que incluye el poder de las vitaminas más la relajación de un sedante. La risa es un ejercicio para el diafragma; se baja y sus pulmones se expanden para que se pueda aspirar más oxígeno de lo normal. “La risa puede aliviar la tensión, calmar el dolor de la frustración y fortalecer el espíritu para las grandes tareas que siempre están por delante” (Dwight D. Eisenhower).
Jesús nos enseñó a estar alegres. Sonrió ampliamente y se rio a carcajadas como cualquier ser humano que jamás haya caminado sobre el planeta.