Serie: Costumbres Éticas (DECIR LA VERDAD)
Decir la verdad como Jesús lo hacía
Dios nos llama a ser moralmente rectos. En Su Palabra nos da normas para ayudarnos a evaluar cómo vamos; si nos hemos dejado influenciar de los estándares de vida que promueve la sociedad malvada en la cual vivimos, o por el contrario, hemos decidido vivir de conformidad con los patrones que ha establecido Dios desde Su creación.
El Señor nos muestra claramente el camino a la vida eterna con Dios; nos da la libertad para seguirle, para caminar por el sendero que Él ya nos ha marcado. Al procurar servir a Dios, la verdad perfecta de Jesús nos guía para que seamos todo lo que Dios quiso que fuésemos.
- Jesús nos mostró la importancia de compartir la verdad en el momento correcto. Durante Su vida terrenal, Jesús esperaba que el momento y el ambiente fueran apropiados para compartir ciertas verdades:
- En el monte de la transfiguración, Jesús le reveló a Pedro, a Santiago y a Juan quien era Él y a qué había venido (Mateo 17:1-13).
- Jesús confirmó la confesión de Pedro que dijo que Él era el Hijo de Dios (Mateo 16:17).
- En la última cena con sus discípulos, Jesús les reveló que su muerte se aproximaba y que uno de ellos iba a traicionarlo y a entregarlo a las autoridades corruptas judías (Mateo 26:26-30).
- Jesús mantuvo la verdad absoluta: Las declaraciones de Jesús no dejan lugar a dudas acerca de Sus creencias en la verdad absoluta. Un ejemplo de ello fue cuando dijo que Él es la puerta por la que las ovejas pueden entrar al redil; las ovejas dependen del pastor para entrar allí; y las personas sólo reciben la salvación si siguen a Jesús. Nos corresponde a los seres humanos creer o no estas verdades absolutas.
Decir la verdad no solo glorifica a Dios, sino que nos permite relacionarnos más y mejor con las personas a las que amamos o con quienes compartimos objetivos comunes. Nos ayuda a afianzar relaciones duraderas y a ser confiables dentro de la comunidad.
“Decir la verdad no siempre es popular, pero siempre es correcto” (Anónimo).