Serie: Costumbres Éticas (DECIR LA VERDAD)
Desarrollando el hábito de decir la verdad
Jesús nos muestra continuamente que es el verdadero Dios y que encarna la verdad, y nos enseña a decir siempre la verdad. Aunque entendemos perfectamente esta instrucción, se pueden presentar algunos obstáculos que nos impiden mantener la disciplina de decir la verdad:
- Adulación: “Te ves muy bien” (cuando en realidad no cree lo que está diciendo).
- Conveniencia: “La verdad me hace responsable”.
- Cobardía: “No quiero involucrarme en eso”.
Teniendo en cuenta que la mentira nos aleja de Dios, es imprescindible para todo cristiano desarrollar el hábito de siempre decir la verdad. A continuación algunas indicaciones que favorecen este objetivo:
- Prometa vivir y decir siempre la verdad, cueste lo que cueste. Permita que esta convicción defina su vida y manténgase unido a la verdad en todo tiempo, aun cuando vaya en contra de lo que se considere políticamente correcto. La verdad frecuentemente contradice los prejuicios sociales.
- Confiese inmediatamente a Dios cualquier deseo de engañar o mentir. Trate de inmediato con cualquier desvío de la verdad. Permitir algo incorrecto en nuestra vida puede afectar toda nuestra perspectiva.
- Evite cualquier forma de mentira. Hay muchas formas de mentir. Podemos mentir exagerando, haciendo falsos halagos, callando cuando deberíamos hablar, cayendo en el fraude o la hipocresía. Una mentira es una mentira, no importa el modo en que ocurra.
- Usted no está obligado a decir todo lo que sabe. Hay ciertas verdades que es necesario callar. Necesitamos la sabiduría de Dios para saber qué decir y qué callar. Que algo sea cierto no implica que deba ser necesariamente comunicado a otros.
- Conozca el poder de la libertad generado por el hábito de decir la verdad. La verdad y la libertad están vitalmente relacionadas. La libertad sólo se consigue como resultado de abrazar la verdad. Si hablamos y actuamos según la verdad, Jesús nos ha prometido el poder que produce la libertad.
Cuando nos demos cuenta de que hemos mentido o hemos dicho o hecho algo incorrecto, debemos buscar el perdón de Dios y el compromiso con la verdad. No sólo es fundamental decir la verdad, sino también vivir de manera consistente con ella.